Números, 18
Funciones y derechos de aaronitas y levitas
Aaronitas y levitas (Ez 44)
18 1El Señor dijo a Aarón:
–Tú serás responsable de los objetos sagrados, con tus hijos y familia; tú, con tus hijos, serán responsables de los sacerdotes. 2A tus hermanos de la tribu de Leví, la tribu de tu padre, los traerás contigo y se unirán a ti para ayudarte cuando tú y tus hijos estén en la tienda de la alianza. 3Custodiarán tu zona y toda la tienda, pero sin meterse hasta el altar y el ajuar sagrado, porque morirían ellos y también ustedes. 4Se unirán a ti para custodiar la tienda del encuentro, para las tareas de la tienda, y ningún extraño se meterá entre ustedes. 5Custodiarás el santuario y el altar y los objetos sagrados, y no volverá a estallar la cólera contra los israelitas. 6Yo mismo he escogido a los levitas, tus hermanos, entre los israelitas, para dárselos a ustedes, entregados al Señor para el servicio de la tienda del encuentro. 7Tú con tus hijos ejercerán el sacerdocio: todo lo relacionado con el altar o que se realiza tras la cortina; ustedes desempeñarán esas tareas, porque a ustedes les he dado el sacerdocio, y al extraño que intente meterse, se le matará.
Tributos para los sacerdotes (Lv 7,28-36)
8El Señor dijo a Aarón:
–Yo te doy lo que se guarda de mis tributos. Lo que los israelitas consagran te lo doy a ti y a tus hijos, como privilegio de la unción. Es derecho perpetuo.
9De lo sagrado y de las oblaciones que no se queman te corresponde lo siguiente: todas las ofrendas, las oblaciones, los sacrificios expiatorios y los sacrificios penitenciales que me ofrezcan. Son cosa sagrada, que te corresponde a ti y a tus hijos. 10Comerán lo sagrado: todo varón lo podrá comer. Pero deberá tratarlo como algo santo.
11Además, te corresponde lo siguiente: la parte reservada de los dones que los israelitas presentan para la agitación ritual. Yo te la doy a ti, a tus hijos e hijas como derecho perpetuo. Los de tu casa que estén puros la podrán comer.
12Lo mejor del aceite, del vino y del trigo, las primicias que se ofrecen al Señor, a ti te las doy. 13Las primicias de sus tierras que ellos presentan al Señor, a ti te corresponden. Los de tu casa que estén puros las podrán comer. 14Lo que Israel dedica a Dios, a ti te corresponde.
15Todo primogénito, de animal o de hombre, que ellos ofrecen al Señor, a ti te corresponde. Pero deja que rescaten los primogénitos del hombre y también los de animales impuros. 16Los rescatarán cuando tengan un mes, tasándolos en cincuenta gramos –pesos del templo–, dos óbolos por gramo.
17Los primeros partos de vaca, oveja y cabra no se rescatarán: son cosa santa. Derramarás su sangre en torno al altar, quemarás su grasa en oblación de aroma que aplaca al Señor: 18su carne te corresponde a ti, lo mismo que el pecho agitado ritualmente y la pierna derecha.
19Todos los tributos sagrados de los israelitas te los doy a ti, a tus hijos e hijas, como derecho perpetuo: es una alianza perpetua, sellada con sal delante del Señor, para ti y tus descendientes.
Diezmos para los levitas (Lv 27,30-33)
20El Señor dijo a Aarón:
–Tú no recibirás herencia en el territorio de los israelitas ni tendrás una parte en medio de ellos. Yo soy tu parte y tu herencia en medio de ellos. 21Yo doy como herencia a los levitas todos los diezmos en pago de los servicios que me prestan en el servicio de la tienda del encuentro. 22Los israelitas no volverán a incurrir en pecado y a morir por meterse en la tienda del encuentro. 23Los levitas desempeñarán las tareas de la tienda del encuentro y ellos serán los responsables por los israelitas. Ésta es una ley perpetua para sus descendientes, que no recibirán herencia en medio de los israelitas. 24Porque yo les doy a los levitas como herencia los diezmos que los israelitas reservan para el Señor. Por eso les he dicho que no recibirán herencia en medio de los israelitas.
25El Señor habló a Moisés:
26–Di a los levitas: Cuando reciban de los israelitas los diezmos que yo les doy como herencia, ofrecerán en tributo al Señor la décima parte de los diezmos. 27Esto les será tenido en cuenta como contribución, como hacen los israelitas cuando dan una parte de su trigo y de su vino. 28De ese modo también ustedes pagarán tributo al Señor por todos los diezmos que reciben de los israelitas. Y esa parte que reservan para el Señor se la darán a Aarón, el sacerdote. 29De todos los dones que reciban, reservarán un tributo para el Señor. La mejor parte será la consagrada.
30También les dirás: Después de haber apartado la grasa, los diezmos serán para los levitas, como si fueran su trigo y su vino. 31Ustedes pueden comerlos en cualquier lugar con sus familias, porque es su salario por el servicio que prestan en la tienda del encuentro. 32Si reservan la mejor parte, no cargarán con pecado, no profanarán lo consagrado por los israelitas, y no morirán.
Notas:
16,1–17,28 El pueblo, el Señor y Aarón. Estos dos capítulos pueden dividirse en tres relatos: 1. La rebelión de Córaj, Datán y Abirán, y sus consecuencias (16,1– 17,5). 2. La protesta de toda la comunidad y la reacción del Señor (17,6-15). 3. El relato sobre la vara de Aarón (17,16-28). Los tres relatos subrayan la preeminencia del sacerdocio aaronita y sus funciones por encima de los levitas. Los descendientes de Aarón eran los únicos que podían acercarse al Santuario y oficiar en forma legítima el ritual de los sacrificios. En la «escuela de santidad», ellos eran los primeros, de ahí sus privilegios.
Ya sabemos que, de acuerdo con el criterio de justicia que debemos aplicar a cada pasaje de la Biblia, todos estamos llamados a la santidad, que no adquirimos por nuestro esfuerzo, ni por nuestra proveniencia, sino por pura gracia de Dios; don que también recibimos como tarea y compromiso en la búsqueda de la justicia y de la armonía en las relaciones con los demás.