1 Crónicas, 16
El Arca en la tienda (2 Sm 6,17-19)
16 1Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David le había preparado. Ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión a Dios, 2y cuando David terminó de ofrecerlos bendijo al pueblo en nombre del Señor. 3Luego repartió a todos los israelitas, hombres y mujeres, una porción de pan, una tajada de carne y un pastel de pasas de uva a cada uno.
4A algunos levitas los puso al servicio del arca del Señor para que invocasen, dieran gracias y alabasen al Señor, Dios de Israel. 5Asaf, jefe; Zacarías, segundo; luego Uziel, Semiramot, Yejiel, Matitías, Eliab, Benayas, Obededón y Yeguiel, con arpas y cítaras. Asaf tocaba los platillos. 6Los sacerdotes Benayas y Yajziel tocaban las trompetas a diario delante del arca de la alianza de Dios. 7Aquel día, David dispuso por primera vez que el Señor fuera alabado por Asaf y sus hermanos de esta manera:
8Den gracias al Señor,
invoquen su nombre,
hagan conocer entre los pueblos
sus hazañas;
9canten al Señor
al son de instrumentos,
comenten todas sus maravillas;
10gloríense de su Nombre santo,
que se alegren
los que buscan al Señor.
11Recurran al Señor y a su poder,
busquen siempre su presencia.
12Recuerden las maravillas que hizo,
sus prodigios
y las sentencias de su boca.
13¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
14El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.
15Se acuerda siempre de su alianza,
de la palabra dada,
por mil generaciones;
16de la alianza sellada con Abrahán,
y el juramento hecho a Isaac,
17confirmado como ley para Jacob,
como alianza eterna para Israel:
18A ti te daré el país cananeo
como lote de tu herencia.
19Cuando eran
un grupo muy pequeño,
y eran extranjeros
en aquellas regiones,
20cuando andaban errantes
de pueblo en pueblo,
y pasaban de un reino a otra nación,
21a nadie le permitió oprimirlos
y por ellos castigó a reyes:
22No toquen a mis ungidos,
no maltraten a mis profetas.
23Cante al Señor la tierra entera,
pregonen día tras día su victoria.
24Cuenten a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones;
25porque el Señor es grande
y muy digno de alabanza;
más temible que todos los dioses.
26Porque los dioses de los paganos
son apariencia,
mientras que el Señor hizo los cielos;
27honor y majestad
están en su presencia,
fuerza y belleza en su santuario.
28Aclamen al Señor,
familias de los pueblos,
aclamen la gloria y poder del Señor,
29aclamen la gloria
del nombre del Señor,
entren en sus atrios
trayéndole ofrendas;
póstrense ante el Señor
en el atrio sagrado,
30tiemble en su presencia
la tierra entera.
Él afianzó el mundo y no vacilará.
31Alégrense los cielos,
goce la tierra,
y digan los pueblos: El Señor es rey.
32Retumbe el mar
y todo lo que hay en él,
regocíjese el campo
y todos sus frutos,
33aclamen los árboles silvestres
delante del Señor, que ya llega,
ya llega a gobernar la tierra.
34Den gracias al Señor
porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
35Digan:
Sálvanos, Señor Dios nuestro,
reúnenos y líbranos de las naciones,
para que demos gracias
a tu santo Nombre
y alabarte será nuestra gloria.
36Bendito el Señor Dios de Israel,
desde siempre y por siempre.
Todo el pueblo respondió:
¡Amén! ¡Aleluya!
37A Asaf y a sus hermanos los dejó al cuidado del arca de la alianza del Señor para que prestasen ante ella su servicio permanente, según los ritos de cada día. 38A Obededón, hijo de Yedutún, a Josá y a sesenta y ocho de su familia los nombró porteros. 39Al sacerdote Sadoc y a sus hermanos los sacerdotes los encargó del santuario del Señor, que se encontraba en el santuario de Guibeá, 40para que diariamente ofreciesen al Señor en el altar el holocausto matutino y el vespertino, de acuerdo con todo lo escrito en la Ley que el Señor dictó a Israel. 41Con ellos, Hemán, Yedutún y los demás escogidos y designados por su nombre para cantar al Señor: Es eterna su misericordia. 42Éstos tenían trompetas, platillos y otros instrumentos para acompañar los cantos del Señor. Los hijos de Yedutún eran porteros.
43Después se marcharon todos, cada cual a su casa, y David se dirigió para bendecir su casa.