1 Samuel, 19
Saúl y Jonatán (Eclo 6,14-17)
19 1Delante de su hijo Jonatán y de sus ministros, Saúl habló de matar a David. Jonatán, hijo de Saúl, quería mucho a David, 2y le avisó:
–Mi padre, Saúl, te busca para matarte. Ten mucho cuidado mañana por la mañana; escóndete en un sitio seguro. 3Yo saldré y me quedaré junto con mi padre en el campo donde tú estés; le hablaré de ti, y si saco algo en limpio, te lo comunicaré.
4Jonatán habló a su padre, Saúl, en favor de David:
–¡Que el rey no peque contra su servidor David! Él no te ha ofendido, y lo que él hace es en tu provecho; 5él se jugó la vida cuando mató al filisteo, y el Señor dio a Israel una gran victoria. Si tanto te alegraste al verlo, ¿por qué vas a pecar derramando sangre inocente, matando a David sin motivo?
6Saúl hizo caso a Jonatán, y juró:
–¡Por la vida de Dios, no morirá!
7Jonatán llamó a David y le contó la conversación; luego lo llevó a la presencia de Saúl, y David siguió en palacio como antes.
8Se reanudó la guerra y David salió a luchar contra los filisteos; los venció y les ocasionó tal derrota, que huyeron ante él.
9Saúl estaba sentado en su palacio con la lanza en la mano, mientras David tocaba el arpa. Un mal espíritu enviado por el Señor se apoderó de Saúl, 10el cual intentó clavar a David en la pared con la lanza, pero David la esquivó. Saúl clavó la lanza en la pared y David se salvó huyendo.
Mical salva a David
11Aquella noche Saúl mandó emisarios a casa de David para vigilarlo y matarlo a la mañana. Pero su mujer, Mical, le avisó:
–Si no te pones a salvo esta misma noche, mañana serás un cadáver.
12Ella lo descolgó por la ventana y David se salvó huyendo. 13Mical agarró luego el ídolo familiar, lo echó en la cama, puso en la cabecera un cuero de cabra y lo tapó con una manta. 14Cuando Saúl mandó los emisarios a David, Mical les dijo:
–Está enfermo.
15Pero Saúl despachó de nuevo los emisarios para que buscaran a David:
–Tráiganmelo con cama y todo, que lo quiero matar.
16Llegaron los emisarios y se encontraron con un ídolo en la cama y un cuero de cabra en la cabecera.
17Entonces Saúl dijo a Mical:
–¿Qué manera de engañarme es ésta? ¡Has dejado escapar a mi enemigo!
Mical le respondió:
–Él me amenazó: Si no me dejas marchar, te mato.
Saúl en trance
18Mientras tanto, David se salvó huyendo y llegó a Ramá, el pueblo de Samuel, y le contó todo lo que le había hecho Saúl. Entonces fueron los dos a alojarse en Nayot. 19Cuando avisaron a Saúl que David estaba en Nayot de Ramá, 20despachó emisarios para apresarlo. Encontraron a la comunidad de profetas en trance, presididos por Samuel; el Espíritu de Dios se apoderó de los emisarios de Saúl, y también ellos entraron en trance. 21Se lo avisaron a Saúl, y mandó otros emisarios, que también entraron en trance. Por tercera vez despachó unos emisarios, y también éstos entraron en trance.
22Entonces fue él en persona a Ramá, y al llegar al pozo de agua que hay en Secú, preguntó:
–¿Dónde están Samuel y David?
Le respondieron:
–En el convento de Ramá.
23Siguió hasta Nayot de Ramá, y también de él se apoderó el Espíritu de Dios, entró en trance y caminó así hasta Nayot de Ramá. 24Se quitó la ropa y estuvo en trance delante de Samuel, luego cayó por tierra, rendido y permaneció desnudo todo aquel día y toda la noche. Por eso suelen decir: ¡Hasta Saúl está con los profetas!