2 Macabaeos 11

Expedición de Lisias (1 Mac 4,26-35)

11 1Muy poco tiempo después, Lisias, tutor y pariente del rey y jefe de Gobierno, muy disgustado por lo ocurrido, 2reunió unos ochenta mil hombres y toda la caballería y avanzó contra los judíos, con el proyecto de establecer en Jerusalén colonos griegos, 3someter al templo al pago de impuestos como los demás santuarios de los paganos y poner en venta todos los años el cargo de sumo sacerdote. 4Ensoberbecido por las miríadas de soldados, los millares de jinetes y los ochenta elefantes, no se le ocurría pensar para nada en el poder de Dios.

5Cuando entró en Judá se aproximó a Bet-Sur, que es una fortaleza distante de Jerusalén unos veintiocho kilómetros, y la atacó.

6Cuando los del Macabeo recibieron la noticia de que Lisias estaba asediando las plazas fuertes, sollozando y llorando suplicaban al Señor, junto con el pueblo, que enviara un ángel bueno para salvar a Israel. 7El Macabeo en persona fue el primero en empuñar las armas, luego arengó a los demás, animándolos a socorrer a sus hermanos, y a enfrentar el peligro junto con él. 8Se lanzaron todos animosos, y allí, cerca todavía de Jerusalén, se les apareció, al frente del ejército, un jinete con vestiduras blancas, esgrimiendo armas de oro.

9Todos a una alabaron al Dios misericordioso, y quedaron enardecidos, dispuestos a derribar no sólo a hombres, sino a las fieras más feroces y a murallas de hierro. 10Avanzaban ordenadamente, teniendo un aliado celestial, porque el Señor se había compadecido de ellos. 11Se arrojaron contra el enemigo como leones, y dejaron tendidos a once mil de infantería y mil seiscientos jinetes, y obligaron a huir a los demás, 12pero la mayoría se salvaron con heridas y desarmados; el mismo Lisias se salvó huyendo vergonzosamente.

13Como no era tonto, reflexionó sobre la derrota que había sufrido, y pensando que los hebreos eran invencibles porque el Dios poderoso luchaba con ellos como aliado, 14les envió una embajada para proponerles un arreglo en términos justos y prometiendo persuadir al rey de la necesidad de aliarse con los judíos.

15El Macabeo, pensando en el bien común, accedió a todo lo que proponía Lisias. Y el rey concedió todo lo que el Macabeo pidió por escrito a Lisias en favor de los judíos. 16La carta de Lisias a los judíos estaba concebida en los siguientes términos:

Lisias saluda al pueblo judío.

17Juan y Absalón, los embajadores de ustedes, me han entregado el documento firmado y me han pedido ratificar su contenido. 18Todo lo que había que comunicar al rey se lo expuse ya, y concedí todo lo que entraba en mis atribuciones.

19Por lo tanto, si mantienen su buena disposición hacia el gobierno, procuraré trabajar a favor de ustedes en el futuro.

20He ordenado a sus embajadores y a los míos que traten con ustedes las cuestiones de detalle.

21Saludos. Año ciento cuarenta y ocho, el veinticuatro de Júpiter Corintio.

22La carta del rey decía así:

El rey Antíoco saluda a su hermano Lisias.

23Después que mi padre se fue al cielo queriendo que los súbditos de nuestro imperio puedan dedicarse sin temor a sus asuntos; 24como hemos sabido que a los judíos no les gusta adoptar costumbres griegas como era el deseo de mi padre, sino que prefieren su propio estilo de vida y piden se les permita seguir su legislación; 25deseando que dicho pueblo viva sin temor, hemos determinado restituirles el templo y que vivan conforme a las costumbres de sus mayores.

26Por lo tanto, ten la bondad de enviarles embajadores y hacer con ellos las paces, para que, conociendo nuestros deseos, vivan contentos y puedan atender con gusto a sus asuntos.

27La carta del rey para el pueblo era ésta:

El rey Antíoco saluda al Consejo de los ancianos y al pueblo judío.

28Nos alegramos de que estén bien. También nosotros estamos bien.

29Menelao nos ha expuesto que quieren volver a sus hogares; 30por tanto, a los que vuelvan a casa, hasta el treinta de abril, les garantizamos la inmunidad.

31Los judíos podrán usar sus alimentos y sus leyes como antes, y ninguno de ellos será molestado en absoluto por infracciones cometidas por ignorancia. 32Les envío también a Menelao para que les infunda confianza.

33Saludos. Año ciento cuarenta y ocho, el quince de abril.

34También los romanos les enviaron una carta, que decía así:

Quinto Memmio y Tito Manio, legados de Roma, saludan al pueblo judío.

35Estamos de acuerdo con lo que les ha concedido Lisias, pariente del rey. 36Y en cuanto a los puntos que él consideró que debía someter al juicio del rey, envíennos urgentemente a alguien con instrucciones detalladas sobre el particular, para que las expongamos como les conviene a ustedes, ya que vamos a ir a Antioquía. 37Por eso, mándennos pronto algunos para que nosotros conozcamos las propuestas de ustedes.

38Saludos. Año ciento cuarenta y ocho, el quince de abril.

Notas:

11,1-38 Expedición de Lisias. Las batallas van subiendo de categoría, esta vez es con Lisias, jefe de gobierno, tutor y pariente del rey. Su objetivo, como el de todos los imperios, es controlar lo político/administrativo: la ciudad (2), la religión: el Templo y el sacerdocio (3), y la economía: tributo (3a). Lisias pone toda la confianza en su ejército (4) mientras Judas Macabeo la pone en el Señor (6.8s). Dios es el mejor aliado para todas las batallas de la vida. El triunfo aplastante de Judas Macabeo sobre Lisias (11s) obliga a los dirigentes imperiales a desarrollar una intensa agenda diplomática con lo judíos, donde les conceden a éstos, libertad religiosa, restitución del Templo, vivir según las propias costumbres, y regreso a sus casas.