2 Reyes, 17
Oseas de Israel (731-722)
17 1Oseas, hijo de Elá, subió al trono de Israel en Samaría el año doce del reinado de Acaz de Judá. Reinó nueve años. 2Hizo lo que el Señor reprueba, aunque no tanto como los reyes de Israel predecesores suyos. 3Salmanasar, rey de Asiria, lo atacó, y Oseas se le sometió pagándole tributo. 4Pero el rey de Asiria descubrió que Oseas lo traicionaba: había enviado emisarios a Sais, al rey de Egipto, y no pagó el tributo como hacía otros años. Entonces el rey de Asiria lo apresó y lo encerró en la cárcel. 5El rey de Asiria invadió el país y asedió a Samaría durante tres años. 6El año noveno de Oseas, el rey de Asiria conquistó Samaría, deportó a los israelitas a Asiria y los instaló en Jalaj, junto al Jabor, río de Gozán, y en las poblaciones de Media. 7Eso sucedió porque, dando culto a dioses extranjeros, los israelitas habían pecado contra el Señor, su Dios, que los había sacado de Egipto, del poder del Faraón, rey de Egipto; 8procedieron según las costumbres de las naciones que el Señor había expulsado ante ellos y que introdujeron los reyes nombrados por ellos mismos. 9Los israelitas blasfemaron contra el Señor, su Dios; en todo lugar habitado, desde las torres de vigilancia hasta las plazas fuertes, se erigieron lugares de culto; 10erigieron postes sagrados y piedras conmemorativas en las colinas altas y bajo los árboles frondosos; 11allí quemaban incienso, como hacían las naciones que el Señor había desterrado ante ellos. Obraron mal, irritando al Señor. 12Dieron culto a los ídolos, cosa que el Señor les había prohibido.
13El Señor había advertido a Israel y Judá por medio de los profetas y videntes: Vuelvan de su mala conducta y observen mis mandatos y preceptos, siguiendo la ley que di a sus padres, que les comuniqué por medio de mis servidores los profetas. 14Pero no hicieron caso, sino que se pusieron tercos, como sus padres, que no confiaron en el Señor, su Dios. 15Rechazaron sus mandatos y el pacto que había hecho el Señor con sus padres y las advertencias que les hizo; se fueron tras los ídolos vanos y ellos mismos se desvanecieron, imitando a las naciones vecinas, cosa que el Señor les había prohibido. 16Abandonaron los preceptos del Señor, su Dios, se hicieron ídolos de fundición –¡los dos terneros!– y erigieron un poste sagrado; se postraron ante el ejército del cielo y dieron culto a Baal. 17Sacrificaron en la hoguera a sus hijos e hijas, practicaron la adivinación y la magia y se vendieron para hacer lo que el Señor reprueba, irritándolo. 18El Señor se irritó tanto contra Israel, que los arrojó de su presencia. Sólo quedó la tribu de Judá, 19aunque tampoco Judá guardó los preceptos del Señor, su Dios, sino que imitó el proceder de Israel. 20El Señor rechazó a toda la raza de Israel, la humilló, la entregó al saqueo, hasta que acabó por arrojarla de su presencia. 21Porque cuando Israel se desgajó de la casa de David y eligieron rey a Jeroboán, hijo de Nabat, Jeroboán desvió a Israel del culto al Señor y lo indujo a cometer un grave pecado. 22Los israelitas imitaron a la letra el pecado de Jeroboán, 23hasta que el Señor los arrojó de su presencia, como había dicho por sus siervos los profetas, y fueron deportados desde su tierra a Asiria, donde todavía están.
24El rey de Asiria trajo gente de Babilonia, Cutá, Avá, Jamat y Sefarvain y la estableció en las poblaciones de Samaría, para reemplazar a los israelitas. Ellos tomaron posesión de Samaría y se instalaron en sus poblados. 25Pero al empezar a instalarse allí, no daban culto al Señor, y el Señor les envió leones que hacían estrago entre los colonos. 26Entonces expusieron al rey de Asiria:
–La gente que llevaste a Samaría como colonos no conoce los ritos del dios del país, y por eso éste les ha enviado leones que hacen estrago entre ellos, porque no conocen los ritos del dios del país.
27El rey de Asur ordenó:
–Lleven allá uno de los sacerdotes deportados de Samaría, para que se establezca allí y les enseñe los ritos del dios del país.
28Uno de los sacerdotes deportados de Samaría fue entonces a establecerse en Betel, y les enseñó cómo había que dar culto al Señor. 29Pero todos aquellos pueblos se fueron haciendo sus dioses, y cada uno en la ciudad donde vivía los puso en los santuarios de los lugares altos que habían construido los de Samaría. 30Los de Babilonia hicieron a Sucot–Benot; los de Cutá, a Nergal; los de Jamat, a Asima; 31los de Avá, a Nibjás y Tartac; los de Sefarvain sacrificaban a sus hijos en la hoguera en honor de sus dioses Adramélec y Anamélec. 32También daban culto al Señor; nombraron sacerdotes a gente de la masa del pueblo, para que oficiaran en los santuarios de los lugares altos. 33De manera que daban culto al Señor y a sus dioses, según la religión del país de donde habían venido. 34Hasta hoy vienen haciendo según sus antiguos ritos; no veneran al Señor ni proceden según sus mandatos y preceptos, según la ley y la norma dada por el Señor a los hijos de Jacob, al que impuso el nombre de Israel.
35El Señor había hecho un pacto con ellos y les había mandado:
–No veneren a otros dioses, ni los adoren, ni les den culto, ni les ofrezcan sacrificios, 36sino que deben venerar al Señor, que los sacó de Egipto con gran fuerza y brazo extendido; a él adorarán y a él le ofrecerán sacrificios. 37Observarán los preceptos y normas, la ley y los mandatos que les ha dado por escrito. No rendirán culto a otros dioses. 38No olviden el pacto que ha hecho con ustedes. 39No rindan culto a otros dioses, sino al Señor, su Dios, y él los librará de sus enemigos.
40Pero no hicieron caso, sino que procedieron según sus antiguos ritos. 41Así, aquella gente honraba al Señor y daba culto a sus ídolos. Y sus descendientes siguen hasta hoy haciendo lo mismo que sus antepasados.