Deuteronomio, 31

ÚLTIMAS DISPOSICIONES Y MUERTE DE MOISÉS

Josué, sucesor de Moisés (Nm 27,12s)

31 1Cuando Moisés terminó de decir estas palabras a los israelitas, 2añadió:

–He cumplido ya ciento veinte años, y me encuentro impedido; además, el Señor me ha dicho: No pasarás ese Jordán. 3El Señor, tu Dios, pasará delante de ti. Él destruirá delante de ti esos pueblos, para que te apoderes de ellos. Josué pasará delante de ti, como ha dicho el Señor. 4El Señor los tratará como a los reyes amorreos Sijón y Og y como a sus tierras, que arrasó. 5Cuando el Señor se los entregue, harán con ellos lo que yo les he ordenado. 6¡Sean fuertes y valientes, no teman, no se acobarden ante ellos!, que el Señor, tu Dios, avanza a tu lado, no te dejará ni te abandonará.

7Después Moisés llamó a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel:

–Sé fuerte y valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor, tu Dios, prometió dar a tus padres, y tú les repartirás la herencia. 8El Señor avanzará ante ti. Él estará contigo, no te dejará ni te abandonará. No temas ni te acobardes.

9Moisés escribió esta ley y la consignó a los sacerdotes levitas, que llevan el arca de la alianza del Señor, y a todos los concejales de Israel, 10y les mandó:

–Cada siete años, el año de la remisión, durante la fiesta de las Chozas, 11cuando todo Israel acuda a presentarse ante el Señor, tu Dios, en el lugar que él elija, se proclamará esta ley frente a todo el pueblo. 12Congrega al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al emigrante que viva en tu vecindad, para que oigan y aprendan a respetar al Señor, su Dios, y pongan por obra todos los artículos de esta ley, mientras les dure la vida en la tierra que van a tomar en posesión cruzando el Jordán. 13Hasta tus hijos, aunque no tengan uso de razón, han de escuchar la ley, para que vayan aprendiendo a respetar al Señor, su Dios.

14El Señor dijo a Moisés:

–Está cerca el día de tu muerte. Llama a Josué y preséntense en la tienda del encuentro, y yo le daré mis órdenes.

Moisés y Josué fueron a presentarse a la tienda del encuentro. 15El Señor se les apareció en la tienda en una columna de nubes, que fue a colocarse a la entrada de la tienda. 16El Señor dijo a Moisés:

–Mira, vas a descansar con tus padres, y el pueblo se va a prostituir con los dioses extraños de la tierra adonde va. Me abandonará y quebrantará la alianza que hice con ellos. 17Ese día mi furor se encenderá contra ellos: lo abandonaré y me esconderé de él, se lo comerán y le ocurrirán innumerables desgracias y sufrimientos. Entonces dirá: Es que mi Dios no está conmigo; por eso me ocurren estas desgracias. 18Y yo, ese día, me esconderé todavía más, por la maldad que comete volviéndose a dioses extranjeros. 19Y ahora, escribe este cántico, enséñalo a los israelitas, ordénales que lo reciten, para que me sirva de testigo contra ellos. 20Cuando haya llevado a este pueblo a la tierra que prometí a sus padres, una tierra que mana leche y miel, comerá hasta hartarse, engordará y se volverá a dioses extranjeros para darles culto; me despreciará y quebrantará mi alianza. 21Entonces, cuando le ocurran innumerables desgracias y sufrimientos, este cántico dará testimonio contra él, ¡que no lo olvide la posteridad!, porque conozco los malos instintos que ya hoy alimenta antes de haberlo introducido en la tierra prometida.

22Aquel día Moisés escribió este cántico y se lo hizo aprender a los israelitas.

23El Señor ordenó a Josué:

–Sé fuerte y valiente, que tú has de introducir a los israelitas en la tierra que he prometido. Yo estaré contigo.

24Cuando Moisés terminó de escribir en el documento los artículos de esta ley hasta el final, 25mandó a los levitas que llevaban el arca de la alianza del Señor:

26–Tomen este código de la ley, deposítenlo junto al arca de la alianza del Señor, su Dios, y que quede allí como testigo contra ti. 27Yo conozco tu rebeldía y tu terquedad; si estando yo con ustedes se rebelan contra el Señor, ¿qué será cuando haya muerto? 28Traigan aquí a todos los concejales de las tribus y a los magistrados; quiero recitar en su presencia estas palabras y citar contra ellos como testigos el cielo y la tierra, 29porque sé que cuando yo muera se pervertirán y se apartarán del camino que les tengo señalado. Y en el futuro les van a suceder muchas desgracias por haber obrado mal a los ojos del Señor, su Dios, y por haberlo irritado con sus malas obras.

30Entonces Moisés recitó hasta el final este cántico en presencia de toda la asamblea de Israel.

Notas:

31,1-30 Josué, sucesor de Moisés. Se retoma la antigua tradición de la transmisión del mando de Moisés a Josué; ese cambio exige, al mismo tiempo, la renovación de la Alianza y una explicación de los acontecimientos históricos que estaban afectando a Israel en esos momentos, esto es, la crisis de la destrucción de Judá y del exilio.

Moisés habla de las futuras rebeldías de Israel, pero en realidad los redactores se están refiriendo a hechos que ya han tenido lugar, a la ruptura de la Alianza, a los sufrimientos y desgracias que ha padecido el pueblo a causa de sus rebeldías (16-20). Las palabras de ánimo que tanto Moisés como Dios dirigen a Josué (7s.23) son palabras dirigidas al mismo pueblo que en estos momentos no ve claro su futuro; palabras que buscan animar, consolar y que hacen soñar con la posible restauración, restauración que será posible si Israel se compromete de nuevo a observar fielmente cuanto le mande el Señor. De ahí la recomendación/exigencia de «leer esta ley» cada siete años, en el año de la remisión, delante de todo el pueblo (11) en el marco de la celebración de la fiesta de las Chozas (13).

Es significativo que la lectura de la Ley se proponga para el año de la remisión y condonación de las deudas; si el fin socio-económico de este año era la nivelación social del pueblo, la lectura de la Ley podría entenderse como una «nivelación religiosa» que permitiría renovar los compromisos de la Alianza y volver a comenzar de nuevo el camino con Dios.