Génesis, 26
Isaac en Guerar (12,10-20; 20)
26 1Sobrevino una carestía en el país –distinta de la que hubo en tiempos de Abrahán–, e Isaac se dirigió a Guerar, donde Abimelec era rey de los filisteos.
2El Señor se le apareció y le dijo:
–No bajes a Egipto, quédate en el país que te indicaré. 3Reside en este país: estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tus descendientes he de dar todas estas tierras. Así cumpliré la promesa que le hice a tu padre Abrahán. 4Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, daré a tu descendencia todas estas tierras, y todos los pueblos de la tierra desearán las bendiciones de tu descendencia.
5Porque Abrahán me obedeció y guardó mis preceptos, mandatos, normas y leyes.
6Isaac se quedó a vivir en Guerar. 7 La gente del lugar le preguntó quién era la mujer y él dijo que era su hermana; pues temía que la gente del lugar lo matase por la belleza de Rebeca.
8Pasado bastante tiempo, Abimelec, rey de los filisteos, miraba un día por la ventana y vio que Isaac acariciaba a Rebeca, su mujer.
9Abimelec llamó a Isaac y le dijo:
–Si es tu mujer, ¿por qué dijiste que es tu hermana?
Le contestó Isaac:
–Porque temí que me matasen por causa de ella.
10Abimelec le dijo:
–¿Qué es lo que nos has hecho? Si uno de los nuestros llega a acostarse con tu mujer, incurrimos todos en culpa.
11Abimelec dio un decreto para toda la población:
–El que toque a este hombre o a su mujer será condenado a muerte.
Pozos (21,22-34)
12Isaac sembró en aquella tierra y aquel año cosechó el ciento por uno, porque el Señor le bendijo. 13El hombre prosperaba y prosperaba hasta el colmo de la prosperidad. 14Tenía rebaños de ovejas y vacas, gran servidumbre, tanto que le envidiaban los filisteos. 15Todos los pozos que habían cavado los criados de su padre en vida de Abrahán, los filisteos los llenaron con tierra. 16Abimelec dijo a Isaac:
–Apártate de nosotros, porque eres mucho más poderoso que nosotros.
17Isaac se apartó de allí, acampó junto al torrente de Guerar y allí se estableció. 18Isaac volvió a cavar los pozos cavados en vida de su padre Abrahán, que los filisteos habían tapado después de morir Abrahán. Y los llamó con los mismos nombres que les había puesto su padre.
19Los criados de Isaac cavaron junto al torrente y dieron con un manantial.
20Los pastores de Guerar riñeron con los pastores de Isaac, reclamando la propiedad del agua. Y llamó al pozo Esec porque lo habían desafiado. 21Cavaron otro pozo y también riñeron por él, y lo llamó Sitna. 22Se apartó de allí y cavó otro pozo, y por éste no riñeron. Y lo llamó Rehobot diciendo:
–El Señor nos ha dado su espacio para crecer en el país.
23Desde allí subió a Berseba. 24El Señor se le apareció aquella noche y le dijo:
–Yo soy el Dios
de tu padre Abrahán,
no temas, que estoy contigo.
Te bendeciré y multiplicaré
tu descendencia
en atención a Abrahán
mi siervo.
25Levantó allí un altar, invocó el Nombre del Señor y plantó allí su campamento. Los siervos de Isaac abrieron allí un pozo.
26Desde Guerar fue a visitarlo Abimelec con Ajuzá, su consejero y Ficol, su capitán. 27Isaac les dijo:
–¿Por qué vienen a visitarme, si fueron ustedes los que me trataron con hostilidad y me echaron de su territorio?
28Le contestaron:
–Hemos comprobado que el Señor está contigo y pensamos que entre tú y nosotros debe haber un acuerdo por eso queremos hacer una alianza contigo. 29Tú no nos harás mal alguno, ya que nosotros no te hemos lesionado, te hemos tratado siempre bien y te hemos despedido en paz. Ahora que el Señor te bendiga.
30Él les ofreció un banquete: comieron y bebieron. 31Por la mañana se levantaron y pronunciaron los juramentos mutuos. Isaac los despidió y ellos marcharon en paz. 32Aquel día vinieron los siervos de Isaac trayéndole noticias del pozo que habían cavado:
–Hemos encontrado agua.
33Y llamaron al pozo Siba. Por eso todavía hoy se llama la ciudad Berseba.
34Cuando Esaú cumplió cuarenta años, se casó con Judit, hija de Beeri, el hitita, y con Basmat, hija de Elón, el hitita. 35Trajeron muchos disgustos a Isaac y Rebeca.
Notas:
26,1-11 Isaac en Guerar. Los versículos 1-5 nos recuerdan la misma situación vivida ya por Abrahán. A causa de una sequía, Abrahán tiene que viajar a Egipto a buscar alimentos; allí tiene que mentir a los egipcios sobre su relación con Sara para garantizar su seguridad (12,12s). La misma situación se cuenta de Isaac, sólo que aquí al segundo patriarca se le indica expresamente que no salga del país. Este marco sirve para la ratificación de las promesas por parte de Dios (2-4), donde se subraya que esta actitud divina de favorecer a Isaac es a causa de la fe y de la obediencia de Abrahán (5). De nuevo aparece en escena Abimelec, el mismo que se menciona en el capítulo 20, hombre temeroso de Dios y respetuoso con los que creen en el Dios de estos seminómadas que habitan su territorio.
26,12-35 Pozos. Se repite la misma mentira de Abrahán en Egipto y en Guerar. Tanto el padre como el hijo están más interesados en salvar su propia vida que la de sus respectivas mujeres. Es evidente que en esta actitud engañosa el único beneficiado es el varón; la vida –tanto de Sara como de Rebeca– queda expuesta, sin que ello parezca importar ni a Abrahán ni a Isaac. Es extraño que no haya un «pronunciamiento» contra este proceder, aunque si aparece en las tradiciones sobre Abrahán y en las dos de Isaac es quizá para indicar que, a pesar del proceder retorcido de estos pilares de la fe y de la religión israelita, la mano de Dios continúa guiando prodigiosamente la historia. Los incidentes y el diálogo entre Abimelec e Isaac reflejan las seculares luchas cotidianas por defender un pedazo de tierra y la posibilidad de tenerla irrigada para el cultivo o para el ganado. Tierra y agua, dos elementos vitales que atraviesan todo el pensamiento bíblico. La mención de Esaú en el versículo 34 prepara su futuro rechazo en 27,46.