Job 23

Respuesta de Job a Elifaz

23 1Respondió Job:

2Hoy también me quejo amargamente,

porque su mano agrava mis gemidos.

               3¡Ojalá supiera cómo encontrarlo,

cómo llegar a su tribunal!

               4Presentaría ante él mi causa

con la boca llena de argumentos.

               5Sabría cuál es su respuesta

y comprendería lo que me dice.

               6¿Pleitearía él conmigo usando la fuerza como argumento?

No; más bien tendría que escucharme.

               7Entonces yo discutiría lealmente con él

y ganaría definitivamente mi causa.

               8Pero me dirijo al oriente, y no está allí;

al occidente, y no lo distingo;

               9al norte, y no lo descubro;

se oculta en el sur, y no lo veo.

               10Pero ya que él conoce mi conducta,

que me examine, y saldré como el oro.

               11Mis pies pisaban sus huellas,

seguía su camino sin torcerme;

               12no me aparté de sus mandatos

y guardé en el pecho sus palabras.

               13Pero él no cambia: ¿quién lo hará volver atrás?

Quiere una cosa y la realiza.

               14Él ejecutará mi sentencia

y otras muchas que tiene pensadas.

               15Por eso me aterro en su presencia,

siento miedo de él sólo al pensarlo

               16porque Dios me tiene acobardado,

me ha aterrado el Todopoderoso.

               17¡Ojalá me desvaneciera en las tinieblas

y la oscuridad cubriera mi rostro!

Notas:

23,1–24,25 Respuesta de Job a Elifaz. Job ansía de nuevo poder llevar su caso a un tribunal de justicia. Los versículos 23,3-7 abundan en terminología legal. Curiosamente, Job parece no necesitar un mediador (árbitro, testigo o defensor) sino que está dispuesto a litigar él mismo su caso, con la seguridad de que podrá probar su inocencia. Pero las cosas no son tan fáciles. Dios ha desaparecido (23,8s). La ironía de 23,10b es llamativa: nosotros, los lectores, sabemos que Job está siendo probado, y que al final se le hará justicia, pero mientras tanto Job atraviesa la noche oscura del alma. Ha permanecido completamente fiel, pero Dios tiene sus caminos misteriosos (23,11-14). Job se pregunta por qué Dios no ha fijado fecha para sentarse en el tribunal y tomar decisiones (24,1). Retomando el tema de la injusticia social, Job describe el trabajo de los malvados oprimiendo a los débiles y desvalidos (24,2-4); después, continúa con una larga descripción de la lucha de los pobres por la supervivencia. De nuevo estamos ante un problema de entonces que se repite diariamente en nuestras calles de hoy. La unidad siguiente (24,13-17) es una especie de reflexión sapiencial sobre los dos caminos, el de la luz y el de las tinieblas, haciendo hincapié en aquellos que aman las tinieblas. Día y noche simbolizan dos opciones de vida. El asesino, el adúltero y el ladrón aman y se amparan en las tinieblas para cometer sus fechorías. Trastornando el orden natural de las cosas, el anochecer es para ellos como el amanecer cuando se levantan para comenzar su trabajo.