Lucas, 12
Contra la hipocresía (Mt 16,6; Mc 8,15)
12 1Entre tanto, miles de personas se agolpaban pisándose unos a otros. Él se dirigió primero a los discípulos:
—Cuídense de la levadura –o sea, de la hipocresía– de los fariseos. (Mt 10,26s)
2Nada hay encubierto que no se descubra, nada oculto que no se divulgue. 3Porque lo que digan de noche se escuchará en pleno día; lo que digan al oído en el sótano se proclamará desde las azoteas.
Exhortación al valor (Mt 10,28-31)
4A ustedes mis amigos les digo que no teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más. 5Yo les indicaré a quién deben temer: teman al que después de matar tiene poder para arrojar al infierno.
Sí, les repito, teman a ése. 6¿No se venden cinco gorriones por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos. 7En cuanto a ustedes hasta los pelos de su cabeza están todos contados. No tengan miedo, que ustedes valen más que muchos gorriones.
Opción por Jesús (Mt 10,32s)
8Les aseguro que a quien me reconozca abiertamente ante los hombres, el Hijo del Hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios. 9Pero a quien me niegue ante los hombres, lo negará ante los ángeles de Dios. 10Al que diga una palabra contra el Hijo del Hombre se le perdonará; al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará.
11Cuando los conduzcan a las sinagogas, ante los jefes o autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir; 12el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que hay que decir.
Contra la ambición
13Uno de la gente dijo:
—Maestro, dile a mi hermano que reparta la herencia conmigo.
14Jesús le respondió:
—Amigo, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre ustedes?
15Y les dijo:
—¡Estén atentos y cuídense de cualquier codicia, que, por más rico que uno sea, la vida no depende de los bienes!
16Y les propuso una parábola:
—Las tierras de un hombre dieron una gran cosecha. 17Él se dijo: ¿qué haré, si no tengo dónde guardar toda la cosecha?
18Y dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros mayores en los cuales meteré mi trigo y mis bienes. 19Después me diré: Querido amigo, tienes acumulados muchos bienes para muchos años; descansa, come, bebe y disfruta.
20Pero Dios le dijo: ¡Insensato, esta noche te reclamarán la vida! Lo que has preparado, ¿para quién será?
21Así le pasa al que acumula tesoros para sí y no es rico a los ojos de Dios.
Confianza en Dios (Mt 6,25-33)
22A [sus] discípulos les dijo:
—Por eso les digo que no anden angustiados por la comida para conservar la vida o por la ropa para cubrir el cuerpo. 23La vida vale más que la comida y el cuerpo más que la ropa.
24Miren a los cuervos: no siembran ni cosechan, no tienen graneros ni despensas, y Dios los alimenta. Cuánto más valen ustedes que las aves. 25¿Quién de ustedes puede, por mucho que se inquiete, prolongar su vida un poco? 26Si no tienen poder en lo más pequeño, ¿por qué se preocupan de lo demás?
27Miren cómo crecen los lirios, sin trabajar ni hilar. Les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. 28Pues si a la hierba del campo, que hoy crece y mañana la echan al horno, Dios la viste así, ¡cuánto más a ustedes, hombres de poca fe!
29No anden buscando qué comer o qué beber; no se angustien. 30Todo eso son cosas que busca la gente del mundo. En cuanto a ustedes el Padre sabe que las necesitan. 31Basta que busquen su reino y lo demás lo recibirán por añadidura.
El verdadero tesoro
32No temas, pequeño rebaño, que el Padre de ustedes ha decidido darles el reino. (Mt 6,19-21)
33Vendan sus bienes y den limosna. Consigan bolsas que no se rompan, un tesoro inagotable en el cielo, donde los ladrones no llegan ni los roe la polilla.
34Porque donde está el tesoro de ustedes, allí también estará su corazón.
Vigilancia (cfr. Mt 25,1-13)
35Tengan la ropa puesta y las lámparas encendidas. 36Sean como aquellos que esperan que el amo vuelva de una boda, para abrirle en cuanto llegue y llame. 37Dichosos los sirvientes a quienes el amo, al llegar, los encuentre despiertos: les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentarse a la mesa y les irá sirviendo. 38Y si llega a medianoche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos. (Mt 24,43s)
39Entiendan bien esto, si el dueño de casa supiera a qué hora iba a llegar el ladrón, no le dejaría abrir un boquete en su casa. 40Ustedes también estén preparados, porque cuando menos lo piensen llegará el Hijo del Hombre. (Mt 24,45-51; cfr. Mc 13,33-37)
41Pedro le preguntó:
—Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?
42El Señor contestó:
—¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su personal, para que les reparta las raciones de comida a su tiempo? 43Dichoso aquel sirviente a quien su señor, al llegar, lo encuentre actuando así. 44Les aseguro que le encomendará administrar todos sus bienes.
45Pero si aquel sirviente, pensando que su señor tarda en llegar, se pone a pegar a los muchachos y muchachas, a comer y beber y emborracharse, 46llegará el señor de aquel sirviente el día y la hora menos esperados, lo castigará y lo tratará como a los traidores.
47Aquel sirviente que, conociendo la voluntad de su señor, no prepara las cosas ni cumple lo mandado, recibirá un castigo severo; 48pero aquel que sin saberlo, cometa acciones dignas de castigo, será castigado con menos severidad. A quien mucho se le dio mucho se le pedirá; a quien mucho se le confió mucho más se le exigirá.
Radicalidad del seguimiento
49Vine a traer fuego a la tierra, y, ¡cómo desearía que ya estuviera ardiendo!
50Tengo que pasar por un bautismo, y, ¡qué angustia siento hasta que esto se haya cumplido! (cfr. Mt 10,34-36)
51¿Piensan que vine a traer paz a la tierra? No he venido a traer la paz sino la división.
52En adelante en una familia de cinco habrá división: tres contra dos, dos contra tres. 53Se opondrán padre a hijo e hijo a padre, madre a hija e hija a madre, suegra a nuera y nuera a suegra.
Las señales del tiempo (cfr. Mt 16,2s)
54A la multitud le dijo:
—Cuando ven levantarse una nube en oriente, enseguida dicen que lloverá, y así sucede. 55Cuando sopla el viento sur, dicen que hará calor, y así sucede. 56¡Hipócritas! Saben interpretar el aspecto de la tierra y el cielo, ¿cómo pues no saben interpretar el momento presente?
Llegar a acuerdos (Mt 5,25s)
57¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo? 58Cuando acudas con tu rival al juez, procura lograr un arreglo con él mientras vas de camino; no sea que te arrastre hasta el juez, el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel. 59Te digo que no saldrás de allí hasta haber pagado el último centavo.
Notas:
12,4-12 Exhortación al valor – Opción por Jesús. Ahora Jesús se dirige a sus discípulos y a la gente llamándolos a todos «mis amigos». Los seguidores y amigos de Jesús no deben tener miedo, la primera arma con que pueden contar es la libertad interior que Dios mismo dona a través del Espíritu.
Jesús tolera que se le rechace a Él, pero lo que no tolera y, antes bien, condena, es la hostilidad contra el Espíritu Santo: podríamos pensar en esa actitud que Jesús mismo ha venido desenmascarando en el fariseísmo legalista: hacer ver como bueno y perfecto lo que es malo o por lo menos dañino, y hacer ver como malo lo que es bueno; así es como ellos no entran ni dejan entrar.
12,13-34 Contra la ambición – Confianza en Dios – El verdadero tesoro. La clave para entender este pasaje, cargado de comparaciones y dichos sapienciales, la encontramos en el versículo 31, la búsqueda del reinado de Dios como presupuesto único y fundamental para la vivencia de unas relaciones justas y para experimentar y gozar del valor principal de todos los hombres y mujeres: el don de la vida. Jesús no predica un providencialismo ingenuo; por entender así la predicación de Jesús, más de la mitad de la humanidad se tiene que conformar con ver cómo unos cuantos se apoderan de los bienes materiales e inmateriales.
12,35-48 Vigilancia. En consonancia con la sección anterior, Jesús llama a estar atentos y vigilantes. La gracia que hemos recibido como regalo de Dios no es para guardarla, sino para ponerla en ejercicio continuo, permanente. Jesús declara dichoso al que sea encontrado trabajando, poniendo todo su empeño y sus esfuerzos en la construcción de esa sociedad nueva que tiene que inaugurar la presencia del reino. Si nos visitara el Señor ahora, ¿cómo nos encontraría?
12,49-59 Radicalidad del seguimiento – Las señales del tiempo – Llegar a acuerdos. En griego se designa al tiempo de dos maneras: el «kronos», o sea, el tiempo que transcurre minuto a minuto, día a día, y del cual podemos llevar un control por medio del reloj, el calendario o la agenda; es el tiempo cuantitativo, y es el que más determina nuestra vida. La otra expresión que se refiere al tiempo es «kairós», que puede entenderse como una coyuntura especial que sucede en el «kronos», pero que tiene la virtud de transformar la vida, de darle dimensiones nuevas a la experiencia de la cotidianidad; el «kairós» no tiene en cuenta el número de días o de años, sino cómo este instante, este día, este año fue vivido, aprovechado o en qué medida nos hizo crecer.
Jesús critica a su generación porque se ha dejado dominar completamente por el «kronos» y, por lo tanto, no va más allá de sus afanes para percibir la experiencia de la presencia del reino entre ellos.